domingo, 13 de abril de 2014

Capitulo 6: Siguiendo un rastro

La luz del sol me cegó cuando abrí los ojos. ¿ya era de día? Pero si parecía que solo llevaba cinco minutos en la cama.
Me levanto, maldiciendo al sol que me ha despertado, y corro la cortina de la ventana. En la suave penumbra que ha quedado, vuelvo a la cama a intentar dormirme otra vez, inspirando el olor a vainilla de mis sábanas.
-¡Yolanda! Levántate o llegarás tarde a clase –oigo la voz de mi madre.
¿Clase? Salto de la cama al darme cuenta de que es lunes. Con todo el lio en mi cabeza sobre el faro, había olvidado completamente que las clases seguían existiendo y que no me libraría de ellas.
Me visto rápidamente y salgo lo antes posible de mi casa. No quiero llegar tarde. Mientras camino por el borde de la playa hacia el instituto, me pongo los cascos y dejo que la música estridente suene muy fuerte en mis oídos. En realidad, empecé a escuchar ese tipo de música solo porque mi madre la odiaba, pero al final me acabó gustando el rock y siempre que puedo lo escucho.
Una mano en mi hombro me hace sobresaltar, y me retiro los cascos al ver a Lucas a mi lado. Pongo una gran sonrisa al verle. Empieza el teatro.
-¡Hola Lucas! –le saludo con efusividad.- ¿Qué tal estás?
Él me sonríe también.
-Hola Yoli. Pues todo lo bien que se puede estar un lunes por la mañana. ¿Qué tal tu cabeza?
-Mi cabeza bien. Ya no me duele nada.


-Me alegro mucho, y dime…¿Has vuelto al faro? ¿Has averiguado algo más? –me pregunta interesado. Sabía que me iba a interrogar lo antes posible.
-Sí, subí al faro un momento.  Estaba todo cambiado. Creo que el primer día me di un golpe tan fuerte que me imaginé lo de esa rara mujer. –le digo, intentando parecer consternada –He decidido  dejar el tema en paz, paso de calentarme la cabeza.
Veo con orgullo su sonrisa de alivio. He conseguido engañarlo. En ese momento llegamos al instituto, y yo me giro hacía él.
-Me voy Lucas, debo darle unos trabajos a la profesora de informática. ¿Puedes avisar al profesor que llegaré tarde por eso?
Él asiente y entra al aula, y yo me dirijo a la sala de ordenadores.
La profesora Leonor, una mujer vieja y arrugada, me da permiso para usar un ordenador. Lo cierto es que no tengo que esperar mucho a que esa mujer se levante a ir al baño y me deje sola en la sala. A esas horas no hay nadie que se quede en esa clase.
En cuanto se va, me siento en su mesa y me meto desde ese ordenador en el archivo oficial del colegio. Con una par de clics, me meto en los expedientes de los alumnos, y busco en el que necesito.
Lucas Herrero.
Desde ahí puedo ver toda la información que quiera de él. Tardo unos minutos más en encontrar el registro de la biblioteca del instituto.
Aparece ante mí un listado de libros que mi amigo ha sacado de la biblioteca para llevarlos a casa.
Él no es ni mucho menos un apasionado de la lectura y no me sorprende ver que todos los libros que hay apuntados son los que han mandado leer los profesores. Cuando estoy a punto de cerrar la página, veo uno que no reconozco.
“Las criaturas marinas más asombrosas”
Sonrió con eficiencia y cierro el ordenador dos minutos antes de que llegue la anciana profesora.
Puede que ahora tenga algo. Si Lucas sacó ese libro de la biblioteca, puede que en él encontrara algo clave sobre esa misteriosa mujer.
Lucas consiguió conocerla y averiguar cosas sobre ella, y yo tenía pensado seguir todas las indicaciones para conseguir lo mismo.
Dejé la sala de ordenadores y fui a la biblioteca. Después de discutir con Rubén, el profesor de lengua que hacía guardia casi siempre en la biblioteca, conseguí que me dejara sacar el libro durante unos días sin llevar el carnet encima. No es que nunca sacara libros de la biblioteca, pero era tan despistada, que no recordaba donde lo había dejado la última vez.
Para cuando volví a clase, ya era segunda hora y el profesor no estaba, asique me senté en mi sitio a la espera del siguiente profesor.
Pero durante las horas siguientes me dediqué a mirar por la ventana, con el libro de Lucas rondándome por la cabeza. Veía las hojas de los árboles caerse, y girar nerviosamente hasta llegar al suelo, pero mi mente estaba lejos.
Recordé a la mujer que solo vi durante unos segundos. Con el pelo largo y negro y la figura esquelética. La piel verdosa y ese vestido que parecía agua. Si realmente esa mujer existía dudaba seriamente que fuera humana. Además desaparecer de repente no es algo normal. ¿Sería una criatura marina? Eso explicaría porque Lucas sacó ese libro de la biblioteca.
Entonces el timbre del final de clase me sobresaltó.
Me levante de un salto y salí corriendo hacia casa sin mirar atrás.
 Estaba impaciente por leer el libro.



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